martes, 26 de agosto de 2008

Entrevista a Manolo, Pablo y Fernando Granell, Fisioterapeutas

En una familia tan particular, entrañable y con gran notoriedad en Burriana, cualquiera pensaría que debe haber un motor constante, capaz de arrastrar fuertes valores para convertir el día a día de los Granell en un modo de vida. Tan diferentes todos y tan iguales en su raíz, coinciden en asegurar que han conseguido ese impulso profesional y vital a partir de un pilar básico: María Teresa, la madre.

Esta entrevista se centra en la saga de fisioterapeutas, que en realidad son tres: Manolo (el padre) y Pablo y Fernando (dos de un total de cuatro hijos).
Pregunta (a Manolo): Aunque sé que es bastante modesto, usted es un profesional muy afamado. ¿Le pesa a estas alturas de su carrera?

Respuesta: Por suerte, he tenido siempre muy buenos enfermos, quiero decir, que bien por ser jugadores de elite o por la afección que presentaban, la responsabilidad era muy grande, pero a la vez ellos han cumplido su parte a la hora de poner fuerza de voluntad. La presión existe, es cierto, porque hay mucha gente pendiente de su recuperación y te examinan cada paso que das. He tenido pacientes de todas partes de España y las referencias que traían también comportaban una responsabilidad añadida.

Manolo Granell y su hijo Fernando, en la consulta.
P. (a Manolo): ¿Cómo ha influido en su trabajo el hecho de que dos de sus hijos se hayan visto seducidos por el estudio del cuerpo y la fisioterapia?

R: Mucho. Me sirve de incentivo para seguir estudiando, a mi edad. Apenas me quedan dos años para jubilarme y tengo más ganas que nunca de continuar aprendiendo, para poder seguir aconsejándoles y exponer mi punto de vista en los diferentes casos que tienen. Es complicado porque yo tendré más experiencia y trayectoria, pero la formación académica de ellos es ahora muy diferente y debo seguir estudiando para estar a su altura. Para mí ha sido como una segunda vida profesional, porque compartir y debatir problemas y soluciones de la materia con ellos es un gran aliciente.

P. (a Pablo y Fernando): ¿Qué tipo de presión o facilidades han encontrado en su profesión por ser hijos de quién son?

R. (Pablo): Tenemos una buena base en la que apoyarnos y a quien poder pedir opinión y consulta de los diferentes casos. Yo ni siquiera recuerdo cuándo me decanté por la fisioterapia, supongo que verlo desde pequeño en casa me influyó tanto que, la verdad, no sé en estos momentos qué hubiera sido de no dedicarme a esto. ¡Me encanta!

R. (Fernando): Mi padre es el mejor fisioterapeuta que conozco y eso es una gran suerte. Tiene tanta experiencia y nociones que no te enseñan los libros..., todo un lujo para nosotros. Yo en realidad pretendía estudiar Geología, una carrera que me llamaba la atención, pero finalmente me decanté por Fisioterapia y Osteopatía, y no me arrepiento.

Pablo y Fernando han seguido los pasos de su padre en el ámbito profesional.
P. (a Manolo): Parece que ha evolucionado mucho la concepción de fisioterapia. Han aparecido disciplinas nuevas que la complementan y que obligan a cambiar el estudio de un problema particular, para enmarcarlo dentro de una persona. ¿Cómo se ha visto influenciado?

R: Creo que la vieja escuela, a la que pertenezco, ha ido evolucionando con estos cambios. Lo que antes era un problema parcial, se globaliza a la hora del diagnóstico. Así, en la actualidad a los pacientes se les estudia desde una globalidad de cuerpo y mente, huyendo del trato individual de un tobillo o una rodilla dolorida sino enmarcando esa afección en un todo, que es la persona, para entender qué es lo que ha podido causar ese dolor.

R. (Fernando): La homeopatía y la osteopatía sirven en parte para eso. En España todavía estamos atrás en el concepto de salud, aunque en capitales como Madrid y Barcelona ya comienzan a observarse una evolución hacia Europa donde la visita al osteópata entra dentro de la Seguridad Social. Y es que aquí, una persona va al médico sólo cuando está enferma y al fisioterapeuta cuando tiene dolor, pero no aplica unas rutinas de control y prevención. Es decir, si yo voy regularmente al dentista para evitar caries y problemas bucales, por qué no ir regularmente al homeópata u osteópata para cuidarme física y mentalmente. La gente que lo ha experimentado se sorprende de las propiedades y efectos de la osteopatía por ejemplo para eliminar las migrañas o ralentizar la ansiedad que produce el dejar de fumar.

+ sobre esta entrevista en:
http://www.burrianasemanal.es/modules.php?name=News&file=article&sid=17

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